Los permisos para poner una caseta de obra son esenciales para mantener la legalidad. Como ocurre con otras construcciones, necesitas la autorización del ayuntamiento. Sin ella no podrás hacer nada y si te la saltas tendrás problemas, como puede ser una multa. Para ahorrarte penurias, en Equipzilla te explicamos lo que tienes que saber a continuación.
¿Qué es una caseta de obra?
Antes de llegar a los permisos, conviene saber qué se una caseta de obra. Se trata de un espacio destinado a varias funciones auxiliares durante una construcción. Puede utilizarse como almacén, lugar de descanso, comedor, vestuario u oficina, entre otros, mientras se hagan los trabajos. Su forma es rectangular, de diseño sencillo y fabricada en materiales resistentes.
Es una solución rápida y flexible destinada a satisfacer una amplia variedad de necesidades. Además, destaca por su diseño funcional y facilidad de construcción cuando no es prefabricada. En este último caso, basta con mover la caseta de un lugar a otro, lo que ahorra el tiempo de instalación. Así, los trabajadores dispondrán de un elemento de confort y seguridad.
Los permisos necesarios
A la hora de levantarla, hay que disponer de los permisos pertinentes. El principal es la licencia municipal de obra que otorgan los ayuntamientos si ocupa más de 20 metros cuadrados. Su función es la de regularizar la situación de la caseta, lo que te evitará problemas en el futuro. En cuanto al tiempo que tardan los consistorios en entregarla, el plazo suele ser inferior a un mes, aunque podría extenderse hasta alcanzar los nueve.
Junto con esto, es necesario entregar una serie de documentos. El primero son los planos y la memoria de la construcción. Aunque el diseño de la caseta sea sencillo, las autoridades deben conocer cuál es la función que se le va a dar. Pese a que la utilices como almacén, por ejemplo, nada te impediría ocuparla como vivienda, algo que hay que clarificar en la memoria de la obra.
También debes firmar la instancia que te entregarán en el consistorio, dar la referencia catastral de la parcela, una fotocopia del DNI y pagar las tasas asociadas al procedimiento. Además, en función del tipo de terreno, necesitarás otros documentos, por lo que informarte antes de actuar. No olvides que las normas pueden variar de un ayuntamiento a otro.
En caso de que la caseta disponga de luz y agua corriente, tendrás que dar de alta los suministros ante la compañía correspondiente. No es un permiso al uso concedido por una autoridad, pero es esencial actuar de manera legal en cada aspecto. Si tuvieses que enfrentarte a una inspección, cualquier pequeño detalle te costará caro.
Los beneficios de una caseta de obra
Disponer de una caseta de obra te ofrece diferentes beneficios. Es una alternativa rápida a cualquier otro tipo de construcción. La mayoría de modelos se montan con facilidad o son prefabricados, lo que te ahorra tiempo y esfuerzo. El proveedor la llevará a donde la necesites en cuestión de días y la tendrás lista sin tener que detener los trabajos que estés llevando a cabo.
Asimismo, las casetas contribuyen a cuidar el medio ambiente, ya que son reutilizables. No hay necesidad de demolerla una vez acabes la obra, siempre puedes volver a usarla en otra ocasión. Tampoco tendrás problemas para almacenarla dada su forma y diseño. Es posible apilarla sobre otras, no ocupa demasiado espacio y soporta el paso del tiempo con poco mantenimiento.
Se adaptan a cualquier tipo de espacio y terreno. Si la obra se desarrolla en un desnivel, solo tienes que construir una base sencilla para colocar la caseta. Resiste a los elementos y es difícil que la humedad haga mella en su interior. Así, la utilizarás durante años sin que tengas que efectuar ningún arreglo, una ventaja muy a tener en cuenta.
Junto con esto, cabe la posibilidad de personalizarla en función del uso que le vayas a dar. Por ejemplo, instalar un cuarto de baño y taquillas para que sea un vestuario o que tenga varias mesas para que sea un comedor. Por descontado, admite los logos o señales que quieras colocar en el exterior. Al final, casi cualquier característica de la caseta es susceptible de modificación. Solo tienes que dar las especificaciones al fabricante.
Características de una caseta de obra
Para empezar, la base de la mayoría de casetas de obra es metálica. Se utiliza un perfil de chapa de acero galvanizado o un tablero hidrófugo. En cualquier caso, se busca que la humedad del suelo no afecte a la base de la caseta. Así, no costará mantenerla en buen estado.
Las paredes del módulo son paneles sándwich compuestos por una chapa de acero y con aislamiento térmico y acústico. También disponen de resinas de poliuretano que se extinguen solas en caso de incendio. Al combinar estos materiales, el interior de la caseta es seguro y confortable para los usuarios. Ya sea invierno o verano, disfrutarás de una temperatura agradable. Para el techo se sigue utilizando el acero como material de construcción, el cual se acaba con un prelacado del color que te interese.
En cuanto a la carpintería exterior, las puertas y ventanas se fabrican en aluminio con sistema de apertura de corredera. Este no ocupa demasiado, lo que permite maximizar el espacio disponible. Por el lado del interior, la instalación eléctrica y de agua se efectúa en diferentes módulos. Así, se evita que puedan darse problemas, como un cortocircuito, que impidan usar la caseta como es debido.
Además, los fabricantes cumplen con las medidas exigidas, cuando existe baño, por Ordenanza General de Seguridad e Higiene en el Trabajo. También se respetan el reglamento electrotécnico en la instalación eléctrica. Dispones de la máxima seguridad.
En definitiva, ya conoces los permisos para poner una caseta de obra. No son muchos, pero es necesario cumplimentarlos en tiempo y forma. Gracias a ellos, podrás instalar este tipo de construcción y concentrarte en los trabajos que tengas que efectuar. Eso sí, tendrás un lugar cómodo en el que descansar o para destinarlo a lo que quieras.