¿Cómo hacer mantenimiento a un grupo electrógeno?

¿Cómo hacer mantenimiento a un grupo electrógeno?

Un grupo electrógeno es una parte esencial de todo generador eléctrico. Por tratarse de maquinaria fiable y fácil de manejar, su uso es bastante frecuente en condiciones de difícil acceso a la energía. Por esta razón, tiene mucho sentido que te estés preguntando cómo hacerle un mantenimiento adecuado a tu sistema; si has llegado hasta aquí con esta inquietud, estamos seguros de que en Equipzilla podemos ayudarte. En verdad, no es tan complicado como parece, y si sigues leyendo podrás convertirte en todo un experto en la materia.

Mantenimiento de un grupo electrógeno

La falta de mantenimiento es una de las principales razones por las que los grupos electrógenos dejan de funcionar. Es normal que tras un corte en el suministro de red, si no se ha acondicionado en un largo tiempo, el grupo no logre arrancar nuevamente. Muchos usuarios inexpertos adquieren estos equipos por tratarse de una forma fácil de controlar los efectos de los cortes de electricidad, pero ignoran que un sistema así de simple también requiere de comprobaciones periódicas.

Por supuesto que el grupo electrógeno precisa de mantenimiento; en especial, para el motor de diésel. El motor necesita un cambio de aceite y filtros cada cierto tiempo; por otro lado, hace falta hacer un examen de los terminales del alternador y el cuadro eléctrico, además de una limpieza periódica. Si lo instalaste en una carrocería, también debes asegurarte de que las partes móviles (bisagras, sujeciones, etc.) y la pintura se encuentran en buen estado. Todo esto debería hacerse, como mínimo, una vez al año. Tampoco dejes de arrancarlo una vez a la semana, o al menos una vez por mes.

Elaborando un plan de mantenimiento

Luego de un vistazo general, ya conoces los detalles básicos sobre el mantenimiento preventivo y podemos entrar con las labores específicas:

  1. Verifica el nivel de aceite: será suficiente si extraes la varilla y te aseguras de que los niveles están entre la marca mínima y máxima. Si realizas la revisión con el motor de diésel en marcha, recuerda esperar cinco minutos para que el aceite baje hasta el carter y puedas medir el nivel correctamente. Tampoco olvides cambiar el aceite una vez al año o cada 500 horas de trabajo, un aceite sintético 15W40 debería irte bien, pero no está de más que acudas a las recomendaciones del fabricante.
  2. Mira la presión del aceite: la presión debe mantenerse entre 4 a 5 bares. Si está por fuera de estos límites, podría darte problemas en el futuro. Puedes guiarte por el ruido del motor, si vibra demasiado o emite más humo de lo normal también deberías alarmarte.
  3. Sustituye los filtros: te aconsejamos respetar el intervalo de cambio que indica el fabricante antes de sustituir los filtros de combustible, aceite y aire de admisión. Pero si no dispones de estos datos, bastará con que los retires y valores su estado. Recuerda que debes llevarlos a un centro de desecho especializado, no son basura convencional y podrías contaminar al medio ambiente.
  4. Haz limpieza del sistema de aceite: Es una buena práctica limpiar el radiador y el respiradero del cárter cuando hagas una inspección.
  5. Sustituye el filtro de aire: casi siempre lleva incorporado un indicador de obstrucción; el período de cambio dependerá tanto del formato como del ambiente donde el generador se encuentre.
  6. Cambia o ajusta las correas: asegúrate de que estén ajustadas, y sustitúyelas de acuerdo con las recomendaciones del fabricante (de nuevo, si no tienes estos datos, valora su estado).
  7. Refrigera: presta atención a este punto. Es crucial que el sistema de refrigeración tenga medidas adecuadas de líquido anticongelante; si lo sustituyes, vale la pena informarte con el fabricante del motor antes de introducir una nueva mezcla. Puedes comprobar el nivel del anticongelante utilizando tu dedo en el tapón de llenado. Recuerda que este líquido no solo evitará la congelación de los conductos en situaciones adversas; incluso contiene aditivos antioxidantes preparados para proteger al motor. Las temperaturas del refrigerante deben oscilar entre los 70º y los 80º, si sale de estos parámetros u observas humo o vibraciones extrañas, algo no está funcionando bien.
  8. Inspecciona las mangueras de combustible: haz un chequeo de las mangueras de suministro y retorno. Las tuberías deben estar libres y aisladas de cualquier componente que emita vibraciones y pueda frotar con ellas y dañarlas. Asegúrate de que los filtros se hallen bien fijados y que no existen fugas. Si llegas a detectar grietas, sustituye el componente defectuoso lo antes posible.
  9. Inspecciona las partes mecánicas: todos los meses deberías chequear la tensión de la correa del ventilador, los soportes de motor y alternador y la fijación del silencioso de escape. No olvides quitarles el polvo. Si aprecias rastros de óxido o ácido, sustituye los conectores y haz limpieza en la zona, y vigila si la batería se vio afectada por estas sustancias. Si la batería es de gel, tienes que asegurarte de que las conexiones y el chasis estén en buen estado. Es muy frecuente que se acumulen sulfatos de plomo en las placas de la batería, pudiendo llegar a dejarlas inutilizables; verifica el nivel del agua, aprieta los bornes, límpialas y échale un ojo a la tensión.

Consejos finales

Al final del día, eres tú quien debe adaptar el plan de mantenimiento a tu grupo electrógeno según las recomendaciones del fabricante y el entorno de trabajo. Dos veces al año deberías buscar cables sueltos o desgastados, o incluso botones atascados, fugas o elementos corroídos. Si el ambiente es polvoriento, podrías ver pérdidas en la potencia del alternador y el motor por una sobresaturación de los filtros; límpialo de forma regular de toda suciedad, pero no uses disolventes o productos de limpieza que puedan ocasionar más daños.

Si tu combustible no es de buena calidad o se condensa en el depósito, limpia frecuentemente los filtros de gasóleo y trata de drenar el exceso condensado. Nunca está de más un filtro de gasóleo con separador de agua para ahorrarte daños en el motor.

Por último, si tu sistema trabaja muchas horas al día en condiciones extremas (a la intemperie o en entornos sucios), puede que una empresa especializada te ayude con un buen calendario de mantenimiento a la medida. E insistimos; lo que no se usa, se atrofia, incluso en mecánica. Arranca tu grupo electrógeno una vez a la semana como mínimo.

¿Puedo poner una caseta de obra en mi terreno?

¿Puedo poner una caseta de obra en mi terreno?

«¿Puedo poner una caseta de obra en mi terreno?» Esta pregunta es más común de lo que parece. De hecho, es incluso posible que tú mismo te la hayas hecho alguna vez. También es probable que no le hayas podido encontrar una respuesta cerrada, clara y definitiva. Bueno, no has de preocuparte, nosotros, desde Equipzilla, vamos a echarte una mano al respecto. ¡Sigue leyendo!

¿Qué tipo de suelos hay?

Todos los suelos están siempre sujetos a alguna de las tres categorías de calificación urbanística existente. Estas son, en esencia, tres. Como verás, las dos primeras no presentan demasiados problemas a la hora de saber si puedes construir o no en ellas. Por ese motivo nos centraremos en la tercera:

  • Suelo urbano. Aquellos que cuentan con todos los permisos y condiciones para construir en él sin ningún problema.
  • Suelo urbanizable. Aquellos que cuentan con las condiciones propias para acabar recibiendo la calificación de suelo urbano. En este tipo de suelo, tras un plan de reparcelación, podrá construirse una casa.
  • Suelo no urbanizable o rústico. Aquellos que, debido a distintos motivos, como norma general, no permiten su urbanización y, por tanto, no están abiertos a la edificación de viviendas. Las circunstancias que justifican tal calificación pueden estar relacionadas con su localización, la protección medioambiental u otros motivos. Hay dos tipos de suelo rústico:
    • Suelo no urbanizable o rústico normal. En estos, bajo ciertas circunstancias y respetando ciertos límites y requisitos, es posible construir un tipo específico de caseta de obra. Más adelante te daremos todos los detalles. Como norma general, entran aquí en juego las:
      • Fincas agrícolas. Dedicadas principalmente al cultivo.
      • Fincas ganaderas. Destinadas a la explotación pecuaria.
      • Fincas forestales. Para la producción y comercialización de árboles.
      • Fincas cinegéticas. Destinados a la explotación de animales salvajes para la caza.
    • Suelo no urbanizable o rústico protegido. En este tipo de suelo, con protección especial, no es posible construir absolutamente nada bajo ningún concepto. Entran aquí en juego casos como el de los parques naturales.

¿Se puede poner una caseta de obra en un terreno rústico?

Como puedes comprender del apartado anterior, el interés real de este artículo se encuentra sobre el hecho de si se puede poner una caseta de obra en terreno rustico normal o no. Pues bien, lo cierto es que, aunque existe una prohibición general de construcción, esta no es total y absoluta.

Si se repasa la regulación actual al respecto, puede comprobarse que existen ciertas excepciones que permiten obtener permisos para poner una caseta de obra en una finca rústica. Eso sí, existen unas condiciones específicas que han de cumplirse. Si no se respetan, corres el riesgo de sufrir graves consecuencias que pueden llegar a la demolición de la construcción. Normalmente, el tipo de caseta de obra que puede construirse en esta clase de fincas se denomina «casa de aperos». A ella referiremos en adelante.

Eso sí, has de tener en cuenta un factor fundamental. En la mayor parte de las regulaciones de cada comunidad autónoma se permite rehabilitar cualquier clase de construcción que ya existiera previamente en la finca. Es decir, si en tu terreno ya hay unas ruinas de una construcción antigua ya existente, siempre podrás recuperarla para dejarla en el estado aproximado que debía tener originalmente.

Sin embargo, nosotros vamos a hablar aquí del supuesto en el que tales ruinas no existan y quieras poner una caseta de obra en tu terreno rústico.

La casa de aperos

Una casa de aperos puede ser definida como aquella construcción levantada en terreno rústico cuya función principal es la de guardar los utensilios necesarios para cuidar la finca. Esto incluye la maquinaria de labranza, las herramientas o cualquier otro útil similar. Sin embargo, no puede tener carácter residencial según la ley.

Se trata de una construcción 100 % legal, y es el único tipo de caseta de obra que puedes poner en tu finca no urbanizable. Como tal, cuenta con una regulación específica que limita su tamaño, forma y materiales. Respetar o no estas normativas depende de ti, pero has de saber que quedarías en una situación de ilegalidad penada con multas de cuantía elevada.

Las medidas estándar de una caseta de obra y otras limitaciones

Una de las cuestiones más complejas de las relacionadas con las limitaciones y medidas estandar de una caseta de obra en terreno rústico es que todo ello viene limitado en la legislación particular de cada municipio. Es decir, es cada ayuntamiento el que determina los requisitos concretos para la construcción de casas de aperos. Tú mismo tendrías que consultar la regulación concreta del municipio en el que se encuentre tu finca.

Sin embargo, a modo ilustrativo, podemos decir que suelen imponerse los siguientes requisitos para su construcción:

  • No puede contar con uso residencial. Ni de manera estable ni esporádica. No es posible, por ejemplo, empadronarse en una casa de estas características, ni situar ahí el domicilio habitual.
  • Su construcción debe estar justificada de acuerdo con el uso de la finca. Es decir, ha de ligarse su contenido al uso que se esté haciendo del terreno concreto.
  • Los materiales, la forma y la apariencia estética de la construcción debe estar en armonía con el ambiente rural y el entorno natural que lo rodee. Cada ayuntamiento, eso sí, marca las normas específicas.
  • Que las medidas de la caseta de obra no superen, como norma general, entre los 10 y los 20 metros cuadrados. Es cierto que la altura varía en mayor medida, pero no es posible construir más de dos plantas.

En conclusión, ante la pregunta de si puedo poner una caseta de obra en mi terreno o no, ya sabes la respuesta. Como has podido ver, las normas concretas de cada caso dependen del municipio en cuestión. Sin embargo, la información de este artículo te sirve para tener una idea general lo suficientemente clara. En todo caso, si finalmente te decides por llevar a cabo tu construcción y necesitas maquinaria, no dudes en contactar con Equipzilla. Ofrecemos el alquiler de toda clase de casetas de obra, además de alquiler de contenedores y vallas de obra. ¡Anímate!